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Vídeos de los
primeros años

En Infosal, Madrid

La Asociación Asperger Alicante, Aspali, de Alicante, fue mi primer escenario para tal menester. Durante un año de curso, me reuní altruistamente, una vez al mes, con algunos papás y mamás alrededor de una mesa. En petit comité, a través de maravillosas sesiones que recuerdo con entrañable cariño, empujada por el deseo de ayudar a que otros padres no pasaran por el sufrimiento que habíamos pasado nosotros. Debido a la gran angustia e ignorancia que protagonizó siempre nuestros primeros años, pretendía evitar, con mi humilde aportación: dolor, soledad, impotencia y un largo etc. de emociones negativas a otros padres de niños con TEA. Había observado, en innumerables ocasiones, como funcionaban las historias sociales en mi hijo y quería compartir aquella experiencia.

Los errores cometidos (esos grandes maestros) y las inestimables enseñanzas de Mª José Navarro (mi Carol Gray particular) sobre la creación de las historias sociales, nos ayudaron a darnos cuenta que todo aquel dolor estaba provocado por algo llamado Asperger y que había un modo de llegar hasta nuestro hijo. Por fin un rayo de esperanza dio calor a nuestros maltrechos corazones y empezamos a vislumbrar un futuro menos incierto.

El tiempo se encargó de hacer el resto, y a pesar de todas aquellas limitaciones, como el miedo escénico, o esa enorme ansiedad que me producía hablar ante público, era mucho más fuerte el deseo de ayudar.

La primera vez que salí de aquella mesa​-taller de la Asociación Aspali, donde compartía mis experiencias con siete o diez mamás y papás, lo hice para hacer una ponencia-taller en Madrid, en el Centro Infancia, Formación y Salud (Infosal). Las primeras tres horas de charla fueron genial, pero cuando llegó la hora del taller, ¡¡me bloqueé!! y lo pasé realmente mal, no era lo mismo hablar en una mesa a siete o diez papás que hacerlo frente a cuarenta profesionales especializados del TEA.

¿¡Qué podía yo aportarles a todos aquellos profesionales!? ¡el bloqueo no me permitió plasmar ni un solo dibujo en la pizarra! El hecho de pensar que habría tantos ojos mirándome dibujar, esperando a que terminara de hacerlo, fue superior a mí. Tras aquella experiencia no quería volver a hacer un taller presencial ¡EN MI VIDA!, a pesar de los ánimos de Cristina Muñoz, psicóloga y directora de Infosal.

Al final de lo que fue para mí un largo día, Cristina me pidió que impartiera cursos online en su plataforma. Estaba claro que a ella aquel día no le pareció tan terrible como a mí. Salvé el taller como pude, pero no como me hubiera gustado. Me llevó un mes superar la ansiedad que la experiencia me había provocado y, a ésta, había que sumarle la que tuve un mes antes de la fecha del evento, solo de pensar que tenía que hablar ante tantos profesionales especializados en TEA.

Ha llovido mucho desde entonces, y ese deseo de ayudar, sigue siendo más fuerte que mis miedos. No fue fácil enfrentarlos y he tenido que trabajar duro en ellos a lo largo de estos años. Pero el esfuerzo trae su recompensa, y lo cierto es que ahora disfruto muchísimo en los talleres presenciales que he estado haciendo (antes del Covid-19). El ambiente que se genera en estos cursos es maravilloso. De alguna manera, se unen las dos perspectivas; la del hogar y la profesional, y lo hacen en vivo y en directo, una unión de la que se aprende mucho por ambas partes. Fue un reto tremendo para mí salir de mi zona de confort, pero lo cierto es que traspasar el umbral de esos espacios de seguridad que nos creamos, es lo mejor que podemos hacer para seguir creciendo en muchos aspectos.

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©2025 de Aurora Garrigós

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